D. Técnicas de resolución de conflictos
1. El conflicto
Entenderemos por conflicto cualquier situación en la que se dé diferencia de intereses unida a relación
de interdependencia.
El conflicto es inherente a toda actividad en la cual se relacionan seres humanos. Luego, nuestra
primera premisa es que los conflictos siempre existen y existirán, por lo cual nuestra obligación como dirigentes
es aprender a vivir con ellos tratando que no se manifiesten y administrándolos eficientemente cuando ocurren.
En el ámbito de las relaciones laborales podemos distinguir los siguientes tipos de conflictos:
– Conflictos de Derecho
– Conflictos de Intereses
– Conflictos Individuales
– Conflictos Colectivos
– Conflictos de Reconocimientos
– Conflictos Intrasindicales
– Conflictos Intersindicales
– Conflictos por prácticas Antisindicales
Estos tipos de conflicto adquieren una fisonomía propia que obliga a reconocerlos jurídica y socialmente.
A ese conjunto de normas, instituciones y procesos sociales se le denomina sistema de relaciones laborales.
Ahora bien, podemos señalar con certeza que la solución de los problemas pasa por los conflictos.
Podemos hablar básicamente de dos tipos de solución pacífica de los conflictos:
a) Sin intervención de un tercero. Cuando hablamos de una solución de un conflicto sin la intervención
de un tercero, nos referimos a que este sistema es la manifestación de la autonomía de las partes y de
su voluntad soberana, dependiendo sólo de ellas la solución final. Dentro de este campo, la estrategia
más conocida es la Negociación.
La negociación puede definirse como un proceso interactivo de solución de conflictos a través del
cual las partes pueden llegar a alcanzar una posición nueva, distinta de las planteadas originalmente, y
que satisface, en todo o parte, sus intereses conflictivos.
b) Con intervención de un tercero. Cuando hablamos de una solución de conflictos con intervención de
un tercero deducimos que se trata de conservar en forma intacta la autonomía en el proceso. El tercero
sólo debe buscar acercar las posturas de las partes. Entre estos mecanismos encontramos:
Conciliación: procedimiento por el cual el tercero reunirá a las partes en conflicto, las estimulará a
examinar sus posiciones y les ayudará a idear sus propios intentos de solución.
Arbitraje: procedimiento en el cual el tercero está facultado para tomar una decisión que ponga fin al
litigio.
Mediación: el tercero prestará una asistencia más directa a las partes para encontrar una solución
aceptable, logrando incorporar sus propuestas como parte de la solución, de modo que las partes las
sientan como propias.
2. La mediación en la solución de conflictos
Tal como se indicaba en la definición, el papel del mediador es fundamental, por lo que pasaremos a
indicar algunas de las cualidades que debe poseer éste.
• Empatía, esto es la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
• Imparcialidad y neutralidad.
• Profesionalidad, en relación a su papel de mediador.
• Confidencialidad.
Corresponde hablar de dos tipos de mediadores: el mediador pasivo y el mediador activo.
El mediador pasivo es aquel mediador que apenas interviene directamente. Hace predominar la
comunicación directa entre las partes o actúa como un fiel transmisor de posturas. Efectúa predominantemente
reuniones conjuntas y la presión la efectúa cada parte sobre la otra, no el mediador.
El mediador activo, en cambio, interviene de manera más intensa, actuando como canal exclusivo de
comunicación. Efectúa predominantemente reuniones por separado asumiendo un rol más dinámico. En
ocasiones genera presión directa sobre las partes para obtener cesiones.
El rol del mediador es hacer que las partes vuelvan a escucharse y a comunicarse sus respectivos
intereses, ayudarles a descubrir estos últimos y los caminos a través de las cuales pueden conjugarse.
Para ejecutar un proceso de mediación eficaz debemos considerar los siguientes pasos:
a) Preparar el escenario
En esta primera etapa es fundamental reunir toda la información que sea necesaria acerca de los
antecedentes de las partes, como también acerca de la controversia que mantienen.
Se debe organizar el espacio físico donde se realizarán las reuniones. Aunque las partes se conozcan es
necesario el formalismo de presentarlas, estableciendo las reglas básicas que regularán el proceso de mediación
y efectuando inicialmente algunas reuniones conjuntas para aclarar lo que genera el conflicto.
Uno de los elementos claves del inicio del proceso de mediación es definir el lugar de la mediación
pudiendo ser un lugar neutral o bien la sede de una de las partes, siempre y cuando la otra lo acepte. El lugar
definido debe cumplir con algunas de las siguientes condiciones: Dimensión adecuada, Confort, Temperatura,
Iluminación, etc.
b) Comprender a las partes y las cuestiones en controversia
Lo primero es identificar los puntos en conflicto, para lo cual haga que cada parte indique y resuma los
puntos pendientes. Permita preguntas aclaratorias, pregunte y resuma las veces que sea necesario, de la
siguiente manera:
• Reformule lo dicho y vuelva atrás.
• Vuelva a enunciar con sus propias palabras lo que el hablante ha dicho.
• Describa en forma comprensiva, no evalúe ni juzgue.
• Incluya los hechos y los sentimientos.
• Repita las frases u oraciones claves, exactamente como las ha enunciado el hablante. Esto le
confirma que ha sido escuchado.
• Formule preguntas.
• Haga aclaraciones.
• Formule preguntas abiertas, usando un tono que no sea amenazador.
El mediador nunca acepta un no. Siempre se debe preguntar qué quieren las partes cuando dicen no.
c) Buscar alternativas
Es extremadamente importante ir identificando áreas de acuerdo. También se pueden generar “lluvias
de ideas” con posibles soluciones e ir estableciendo acuerdos de principios y luego acordar los detalles. Se
debe determinar el enfoque adecuado para ir avanzando en el proceso de mediación. Entre estos enfoques
podemos señalar:
• Ir cuestión por cuestión.
• Verlo todo como un solo paquete.
• Ir de lo más pequeño a lo grande.
• Desarrolle hábitos de acuerdo.
En este paso de la mediación, es imprescindible estar atento a las oportunidades que se presentan para
ir cerrando el proceso, por lo tanto, cuándo hacer preguntas; cuándo presionar; cuándo ofrecer sugerencias o
cuándo crear dudas, son los elementos claves que nos permitirán avanzar o no en la solución de un conflicto.
d) Finalización de la mediación
Un proceso de mediación finaliza con la inexistencia de un acuerdo o bien con un acuerdo, no hay
otras alternativas. Si no se logra consenso corresponderá a otras instancias buscar resolver el conflicto. Pero
si llegamos a un acuerdo, éste tiene que estar bien fundamentado, debe ser de carácter permanente, que las
partes lo sientan como un acuerdo equilibrado y lo suficientemente claro para sus interpretaciones futuras.
Este acuerdo debe quedar refrendado por escrito, pero nunca el mediador es el que debería escribirlo,
por lo que determine cuál de las partes debería preparar el borrador. La redacción parcial de un acuerdo o los
acuerdos en principio pueden bastar para el borrador